jueves, 7 de enero de 2016

Alfabetización matemática

¿Para qué y por qué enseñar Matemática en la Escuela Secundaria?



Los profundos cambios que se están produciendo en nuestra sociedad conllevan la necesidad de establecer nuevos derechos, deberes, saberes y competencias para todos sus habitantes. Esta situación nos moviliza a reflexionar sobre el rol que le corresponde a la educación para viabilizar y efectivizar esta nueva construcción de ciudadanía.



¿De qué manera la educación matemática que brindamos en la Escuela Secundaria posibilita la construcción de ciudadanía?



Gómez-Chacón (2010, pág.59) afirma:

Las sociedades democráticas necesitan ciudadanos reflexivos que puedan plantearse los grandes temas que en ellas se suscitan (las migraciones, la multiculturalidad, el gran avance tecnológico, las fuertes desigualdades, etc.); ciudadanos que sepan construir su propia opinión y que participen activamente en las decisiones sociales. Sujetos que sean miembros conscientes y activos en una sociedad democrática, que conozcan sus derechos individuales y sus deberes públicos. Ante esta demanda, la educación matemática contribuye a esa formación, asumiendo que las matemáticas juegan un papel esencial en la formación de un ciudadano responsable. (2010, pág.59)


¿Qué valores posee la Matemática, que justifican su inclusión en la Educación Secundaria como formadora de ciudadanía?



Es impensable imaginar la enseñanza escolar obligatoria sin la presencia de la Matemática. La humanidad reconoce la importancia de esta disciplina y la asume como un componente de su cultura que merece ser transmitido y compartido. La Matemática es una creación humana que ha acompañado y contribuido al desarrollo de la sociedad, y aún lo sigue haciendo, gracias a sus posibilidades de resolver problemas, provengan estos de sí misma, de contextos reales o de otras disciplinas.




Alfabetización matemática y prácticas docentes




Entendemos que uno de los principales objetivos de la educación matemática es la alfabetización matemática.

El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos PISA (las siglas, en inglés), al cual nuestro país ha adherido en varias oportunidades, caracteriza la alfabetización matemática entendiéndola como “la capacidad individual para identificar y comprender el papel que desempeñan las matemáticas en el mundo, emitir juicios bien fundados, utilizar las matemáticas y comprometerse con ellas, y satisfacer las necesidades de la vida personal como ciudadano constructivo, comprometido y reflexivo”

Para Broomes (1989, citado por Alsina, 2010) la práctica que promueve la alfabetización matemática es aquella que:


  •  está relacionada con el contenido curricular, tanto el currículo intencional como el que se tiene que desarrollar:
  • permite establecer conexiones entre distintas áreas del currículo dentro o fuera de las matemáticas, con lo que amplía la imagen de las ideas matemáticas y desarrolla significados;
  •  sirve como introducción y motivación para un contenido básico y, por lo tanto, su presencia en el currículo desarrollado está justificada;
  •  supone un reto para la mayoría de alumnos ya que incluye una gradación de dificultades para diferentes ritmos de aprendizaje, partiendo de las posibilidades de todos los alumnos y permitiendo su expansión para los más rápidos;
  •  facilita la implicación de todos los alumnos, ya que permite el establecimiento de conexiones con el contexto de fuera del aula;
  • es flexible, favoreciendo al alumno que relacione conocimientos y los aplique;
  • pretende la búsqueda de respuestas y la generación de buenas preguntas;
  • finaliza cuando el alumno es consciente de sus aprendizajes, reflexionando, interiorizando y relacionando aprendizajes anteriores y vivencias no escolares.

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